Suena el despertador. Son las nueve de la mañana.
No soy persona si no me abraza el sonido monocorde de una canción que me levante con alegria. Por eso el despertador de mi movil tiene una buena canción aunque ...
puta cancion. No atiendo
Me muevo torpemente para darle un beso al amor de mi vida soportando los dolores de hombro mañaneros.



















Hace frío?
Y viento?
Definitivamente no quiero ir a trabajar pero la pereza me recuerda que es Miercoles.
O quizá martes.
Todavía.
Voy a la nevera.
No entiendo porque voy si se que no tengo nada. Estos 200 euros que gano no me dan para nada..
Asi que me quedo de pie, nunca me interesó desayunar. Una mera excusa para no pensar que el estómago esta vacío.
Observo las ventanas del edificio de enfrente, los coches, la gente. Otros como yo hacen  lo mismo y se quedan de pie mientras deciden qué hacer.
No tengo opción. Cojo el traje y me lavo los dientes. Me despido de Laura. Permanecería así durante horas. Quieto y empapado. Frágil y expuesto con ella.
Contemplo mi piedra ajeno a mí mismo, como si la imagen que me devuelve el espejo perteneciera a otra persona. Finalmente decido que soy yo.
Cuando termino de vestirme asumo que no hay vuelta atrás. El mundo me espera allí fuera y ha decidido que soy de su exclusiva propiedad.
Siento un vértigo infinito cuando mis últimos pensamientos se confunden con el eco redundante del portazo con la diferencia ecónomica que gano.
Mañana será otro día.
El mismo día.
Pero soy tan feliz con poco!!!!!!