La vuelta...

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Creo que son dos meses que han pasado desde la última vez que escribí en el blog, ¡joder con lo bueno que me quedó el título! No sé si es dejadez, falta de interés o sensación de que lo que escribo o pongo aquí adquiere cierto pecado original. El caso es que después de navegar por Internet y comprobar que todo el mundo tiene un blog, he decidido volver a cuidar del mio. No es una promesa, sino un propósito, y como al final tampoco le importa a nadie... supuestamente...


Muchas veces desearía que el tiempo se congelase en cada uno de esos instantes mágicos que me alegran la vida.
Y son tan poquitos que cuando ocurren tan de vez en cuando aprieto muchísimo los ojos con fuerza durante unos segundos y me imagino lo que sería que durasen más de lo que van a durar. Incluso que hay momentos que observo bastante tiempo y admiro con paciencia ese momento, llegando a dar la impresión de un loco o de un sentimental. Pero lo malo es que al abrirlos me doy cuenta que pierdo el tiempo y me pongo a disfrutarlos como si cada uno de esos segundos fuese el ultimo y no se pudiesen repetirse. Y generalmente no se repiten.
Luego solo me queda recordarlos cuando han pasado, pero como sé que los disfruté sonrío a pesar de la tristeza que me queda por no poderlos saborear otra vez.

 
Y sé que son momentos mágicos porque durante esos instantes no me acuerdo de todo lo demás, me olvido de mis penas y me invade una sensación de paz absoluta.
Y esa paz me dura bastante, e intento revivirlas al recordarlos, aunque ya no es lo mismo. Lo que pasa es que a veces es algo que necesito hacer para evitar pensar en otras cosas.

Hoy viendo las imágenes me he acordándome de un momento, uno de esos tantos que pase allí en Sumatra  y mas bonitos en mucho tiempo.
Pienso en como se enrojeció ese cielo que hasta hizo las olas parte de él y aunque quede medio cursi fue un momento para recordar. Me invadió tranquilidad, alegría, fuerza. Me invadió cosas que ahora pienso que estaban en el olvido a pesar de pensar lo contrario antes de estar en Sumatra y que por ellas me enamoré de este deporte.

Tuvimos terremoto, buenas olas y olas malas, momentos dulces y momentos tristes. Tristes; por echar de menos a gente que son muy importantes en mi vida y que me he dado cuenta mucho más que necesito.
Se que quizás no es el típico texto explicando el trip con las situaciones del viaje y todos esos momentos, pero,  recordar ese momento y soñarlo es lo máximo a lo que puedo aspirar hoy por hoy.
Y no es poco y  me parece mejor contar esto que contar que cogí buenas olas y todo eso...
Para eso les dejo las fotos y juzguen ustedes...