De vez en cuando suelo dedicar pensamientos de mí en este blog, de lo que me va ocurriendo, de mis ilusiones o desiluciones.
Hace mucho tiempo que no escribo, quizás falta de motivación, o simplemente que no me ha pasado nada malo para querer deshogarme, o algo interesante. Hoy, toca es uno de esos días.

Fue justo en ese momento cuando empezó todo. Salí a la calle y en el portal nadie me dio los buenos días. Entre en el trabajo y absolutamente nadie me saludó, ni siquiera alumnos a los que le he dado clases toda la semana. Llegué a la playa y todo el mundo me ignoró.  Los que se iban del agua tampoco me  decían adiós. Hoy, me di cuenta de la creciente depresión que sufre mucha gente, quizás por el trabajo pero se engendra una actitud de silencio, de desmotivación.  Lo más fácil de este mundo es reflexionar sobre todo y sobre nada. Las reflexiones sobre uno mismo mientras doy clases de cualquier mes son aún más agotadoras que las reflexiones sobre el universo, el mundo o el absurdo comportamiento de mucha gente. Son aún más agotadoras que el darte cuenta de cómo los pensamientos de muchos son dirigidos por otros y los de esos, a su vez, por otros.
 Entonces, ¿de dónde parten las ideas?  Y sobre todo, para llegar a suicidarte? Dos personas conocidas,  de la playa; nos dejaron hace una semana... y sigo sin entender el porque nos dejaron.

Quizás las ideas es como pensar en la soledad e intentar definirla o pensar en la alegría e intentar definirla. Quizás todos son momentos, finitos, ilusiones que se rompen o se apagan en nuestra propia ilusión o sueños rotos. Este fin de semana vi a esos amigos que te hacen pensar, que te hacen reflexionar y sobre todo, que te hacen reír. Ese día pensé, bajo la tristeza de todo lo que veo, que aunque no logre todo lo que me proponga no pensare mal de mí y, a pesar de las pequeñas derrotas y fracasos intentaré vivir agradecido por los pequeños buenos momentos. Ese día extraño, que te ves delante de las olas muy temprano  y, el aire frió  dándote en la cara con buenos amigos me hizo darme cuenta que es increíble estar vivo y poder pasar esos poco momentos buenos, aunque sean escasos. Que vale la pena vivir.

Subir en el booguie ha sido mi salvación de todo y ver esas olas, sentir el estómago en la boca es maravilloso. Bajar hasta quitar toda la adrenalina es  una maravilla aún mayor que en la subida. Subir-bajar, bajar-subir. Tubos redondos encerrados en una ola con una entrada y una salida que se encuentran delante tuya. Noches, noches y más noches, felices, amargas, dulces, largas, cortas, locuras, insomnes, llenas de pasión. Al fin y al cabo, una detrás de otra sin esperar nada de la siguiente. Sin Rendirte y sobre todo sin prisas... todo llega.   














Tenerife 25 Febero - Fotos Brian Glez

 Gracias A todos esos amigos que tengo de  Tenerife y sobre todo por estar ahí y tener esos grandes y buenos momentos... 
Un abrazo a todos con mucho cariño y sobre todo a todos los que no han dejado y que no olvidamos.