Conocido como “sex” y menos frecuentemente por su nombre de bautizo Raúl Ruíz, El niño de las pinturas, es un granadino que ha encontrado en el street art el sustento de su acción. Nacido en Madrid pero radicado en muchas partes del mundo, su obra está compuesta por más de dos mil murales. Las calles de Argentina, Portugal, Francia, Venezuela, Holanda, México, Italia, Hungría o Bélgica tienen su sello de arte efímero.
Ha tenido que recorrerse casi todo el planeta porque, a pesar de que en Londres el graffitero es un protagonista induscutible del arte actual, en Andalucía el street art sigue siendo un delito. En contraste, El niño de las pinturas conoció México en 2010 invitado a la exposición monumental colectiva “Seres Queridos” donde, junto a otros artistas emergentes del graffiti callejero, realizó varios murales que muchos conocemos en Monterrey y Saltillo incluidas algunas Universidades.
Se ha apropiado de las esquinas y los edificios para regresarles un poco de vida con algo de pintura y prosa poética.  Su estilo es cautivador porque detrás de las capas de pintura plástica y esmalte sintético, se esconde un ojo clínico que conecta con el pulso de la calle: este no es graffiti de moda, es verdadero street art que ya algunas veces le ha costado un par de multas. Su estilo radica en combinar la pintura con la sentencia textual; una constante del arte callejero pero que este artista ha logrado fundir de una manera única.