Un animador Venezolano, un Madrileño y un Canario le mueve la panza a “Kung Fu Panda”

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Al igual que el oso Po sigue viviendo su sueño de ser un gran dragón en “Kung Fu Panda 2″, dos españoles y un venezolano que trabajan como animadores también cumplen sus fantasías de hacer lo que aman en la meca de su arte.

Son Manuel Almeda y Alberto Corral, el primero de Madrid y el segundo de Las Palmas de Gran Canaria, y Sean Eckols, un caraqueño de raíces estadounidenses, quienes integran distintos departamentos de animación de Dreamworks.

Los tres imprimieron su arte para la segunda entrega de Kung Fu Panda -que el jueves se estrena en Norteamérica y en junio en Latinoamérica-, en esta factoría de sueños infantiles en el norte de Hollywood.

“Trabajar aquí era solamente un sueño, hace dos años y medio que se hizo realidad y aún no me lo creo”, dijo a la AFP Corral, animador de las secuencias de multitudes de la cinta, que a sus 32 años, sentado en una de las mesas al aire libre del comedor de Dreamworks, muestra admiración por todos los colegas que hacen “los dibujos infantiles más brillantes del cine”.

Almeda, Corral y Eckols se reconocen como privilegiados de ser artistas para esta firma que en pro de la creatividad de sus asalariados dispone de una sala de juegos de mesa, videojuegos y hasta un circuito para ejercitarse alrededor de un lago y río artificial.

“Pero sobre todo hay que cuidarse de no engordar”, señalan.

Y es que además de cafetería, cuentan con un comedor gratuito donde la comida balanceada y caliente es lo menos atractivo al lado de hamburguesas para armar a la medida, apetitosos ‘hot dogs’, helados, galletas y dispensadores de cereales coloridos.

En la casa de animación fundada en 1994 por Jeffrey Katzenberg, Steven Spielberg y David Geffen -y en 2006 vendida a Viacom- “son flexibles en cuanto a la hora de llegada, pero son muy estrictos para las fechas de las presentaciones”, dijeron.

La factoría de la saga “Shrek” y “Madagascar” parece un campus universitario, donde sin importar la edad todos visten como estudiantes.

“Vi construir este campus pues llegué en el año 95 de un estudio que tenía Spielberg en Londres”, cuenta Almeda, animador de personajes.

“Yo hago lo que haría un actor para el director, pero en la computadora durante días, imaginándome cómo Po o Lord Shen reaccionarían ante situaciones”.

“Este es el estudio donde, según mi punto de vista, tienen las películas más originales. Y luego ya no solamente te recompensan como artistas, sino fíjate, con la comida”, vuelve a resaltar Almeda mientras husmea desde una glorieta unas hamburguesas a la parrilla cerca del mediodía.

Trabajan para filmes en los que el estudio invierte más de 100 millones de dólares, pagando con creces las voces de estrellas como Jack Black (Po), Angelina Jolie (Tigresa) y los nuevos miembros del reparto Gary Oldman y Jean-Claude Van Damme.

¿Dónde queda la libertad creativa en esta companía con empleados que son artistas?

“Uf, depende cómo lo manejes”, coinciden los tres, aunque Corral, el más joven, siente que está aprendiendo de todo y de todos los colegas.

“Todo va a depender del director del proyecto, hay unos con quienes es más fácil plantear tus ideas, y cuando llegas a ese punto también el desafío es mayor”, señala Eckols, graduado en Ilustración y Escultura de la Academia de Arte de la Universidad de San Francisco.

Eckols se encargó del diseño visual de “Kung Fu Panda”, una tarea que en el cine correspondería al director de escenografía.

“Esas inquietudes artísticas que muchas veces no se pueden plasmar en este trabajo, es bueno drenarlas con proyectos mucho más intimistas que tenemos por fuera”, dijo Eckols, quien suele exponer en Los Angeles.

En la meca de la animación, sus animadores siguen recurriendo a las técnicas más clásicas para esbozar los bocetos que luego llegan a la gran pantalla como la animación más de vanguardia.

“¡A la gran pantalla!”, recalcan al lamentar que hoy en día su arte se pierde cuando es visto en dispositivos tan pequeños como un iPod. “Sin duda se pierde la esencia”, afirman.

“Seguimos dibujando a mano alzada e incluso actuando”, cuenta Corral, que como Almeda, se filman haciendo de panda, lobos y ovejas “para luego ver todos esos micros movimientos del ser humano y lo pasan a la computadora”.

“Es difícil porque me cuesta pensar cómo un panda reaccionaría físicamente ante un ataque, no soy Po”, aclaró Almeda. Pero esta su ‘rutina’ en un mundo de fantasía.

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